28 marzo 2023 La ciudadanía italiana por derecho de sangre: la búsqueda de las propias raíces y una perspectiva para el futuro.
En las contribuciones anteriores hemos examinado cómo solicitar la nacionalidad en virtud de la residencia en Italia y el derecho a la nacionalidad por matrimonio o unión civil.
En esta tercera cita me gustaría hablar de la ciudadanía jure sanguinis, es decir, por «derecho de sangre». Se trata de un tema que me fascina, porque evoca en mí sentimientos ancestrales relacionados con la búsqueda de las propias raíces, así como la realización de lo que, en mi opinión, es – o sería – la mejor manera de convivir en el mundo, a saber, en una integración completa entre todos los seres humanos.
Pero dejemos a un lado las consideraciones filosóficas y pasemos a las – ciertamente menos románticas – estrictamente jurídicas.
La ciudadanía por derecho de sangre está regulada por la Ley N. 91 del 5 de febrero de 1992, cuyo artículo 1 norma la adquisición de la ciudadanía por descendencia de un ciudadano italiano que no haya renunciado a ella.
Este tipo de reconocimiento de la ciudadanía se rige en el hecho de que la ciudadanía misma – en ausencia de renuncia y/o naturalización en un país extranjero – se transmite de padres (padre o madre) a hijos, luego a nietos, bisnietos y así sucesivamente, sin límites de generación.
Por lo tanto, los descendientes de un ciudadano italiano, aunque hayan nacido y crecido en el extranjero, pueden ser reconocidos como ciudadanos italianos si certifican la descendencia en línea directa del antepasado italiano que emigró.
Si el solicitante demuestra que su antepasado, ciudadano italiano, mantuvo la ciudadanía hasta el nacimiento de su primer descendiente, que no hubo interrupciones en la transmisión de la ciudadanía y que existe una relación de descendencia directa entre el solicitante y el antepasado, se le reconoce la ciudadanía.
La solicitud de reconocimiento de la ciudadanía italiana jure sanguinis puede presentarse en dos formas: a través de una solicitud al Consulado (si el solicitante reside en el extranjero) o al Alcalde del Municipio de residencia (si el solicitante reside en Italia), o a través de un recurso que debe presentarse ante el Tribunal Civil del lugar de nacimiento del antepasado que fue (o es) ciudadano italiano.
Cuando la solicitud de reconocimiento es presentada por un residente en el extranjero, el solicitante se enfrenta a menudo con largos tiempos de espera para obtener una cita con el Consulado, tiempos que en los casos más extremos (pensemos en el Consulado de São Paulo, en Brasil) pueden llegar hasta los doce años.
Por lo tanto, puede resultar conveniente, una vez solicitada una cita al Consulado, emprender acciones legales a través de un abogado que ejerza en Italia.
Los solicitantes pueden probar la existencia de su derecho a adquirir la ciudadanía italiana mediante certificados de nacimiento, matrimonio y fallecimiento de sus antepasados en línea directa desde el antepasado original hasta el solicitante.
Estos documentos, si fueron emitidos en el extranjero, deben apostillarse y traducirse y la traducción debe, a su vez, apostillarse.
En general, se requieren los siguiente documentos:
- copia integral de la partida de nacimiento del antepasado italiano emigrado al extranjero, expedida por el municipio italiano de nacimiento del antepasado;
- partidas de nacimiento completas de todos los descendientes en línea directa desde el antepasado hasta el solicitante, incluido el del propio solicitante;
- partida de matrimonio y partida de fallecimiento del antepasado italiano emigrado al extranjero;
- partidas de matrimonio y fallecimiento de los descendientes en línea directa desde el antepasado hasta el solicitante, incluida la del propio solicitante;
- certificado de no naturalización, expedido por la autoridad del Estado extranjero;
- si el solicitante está divorciado o separado, copias certificadas de las sentencias o actos de separación o divorcio.
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Sin embargo, a menudo las líneas de descendencia no son claras y sencillas de reconstruir, por lo que hay que intentar demostrar la descendencia a través de circunstancias indirectas o presunciones, y para ello es necesario contar con la ayuda de un profesional.
Sin embargo, merece la pena intentar: la doble ciudadanía permitirá no sólo entrar a Italia, sino también viajar libremente dentro de la Unión Europea sin necesidad de pasaporte.
Entonces no nos falta que decir bienvenidos, bem vindo, welcome a Italia!
Este artículo fue escrito para APCLAI por la abogada Caterina Caput, del Bufete Caput (www.studiolegalecaput.it), que agradecemos por su valiosa colaboración.